Dije que no podía evitar llorar. Se había convertido para mí en un deber, una necesidad de mi vida. Podía llorar con todo mi cuerpo, con toda mi vida, era una suerte que tenía y lo sabía. Para mí, escribir era como llorar. No hay libro alegre sin indecencia. Debería llevarse luto, como si fuera en sí mismo una civilización, por la memoria de las muertes decretadas por los hombres, cualquiera fuera su naturaleza, penitenciaria o guerrera.
Yann Andréa Steiner, Plaza & Janés, 1993, p. 26. Trad. Manuel de Lope.
http://www.lansky-al-habla.com/2013/12/un-genero-artistico-muy-raro-las.html
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por la dedicatoria del post de hoy, Lansky!
ResponderEliminarAbrazo