23 ene 2013

Ramón Gaya (Venecia)

Gran canal de Venecia, 1952

La piazzetta. Palazzo Ducale, 1953

La piazzetta (San Marco y el Ducale), 1953

Palazzo Ducale, 1953

Tramonto a Venezia, 1953

Puente de la Academia, 1953

Paraguas en el puente de la Academia, 1955

Gondoleros, 1958

San Giorgio desde la ventana, 1978

La pietá. Venecia, 1981

Venecia. El atardecer reflejado en el cristal de mi ventana, 1981

7 comentarios:

J. M. dijo...

Gaya es mi debilidad; no me acaba de gustar lo que pinta y tampoco la forma en que lo pinta. No obstante, Gaya, en general, como concepto, me parece un intelectual, un artista, un poeta, encantador.

Saludos

Lansky dijo...

Al reves que Antonio López o Zaffon, que no se por qué se els compara, Gaya me encanta. Como escritor también. Me hubiera gustado conocerle y tenerle de amigo, como Trapiello

Juan Ballester dijo...

J.M., ¿no te acaba de gustar lo que pinta, o cómo pinta? Es que no es lo mismo. Si es "lo que pinta", es decir, el tema, eso no es un problema de Gaya, sino tuyo, en relación a algo tan personal como el gusto. Si no te acaba de gustar cómo pinta, sería muy interesante saber el por qué y qué pintor te "gusta" cómo pinta.

J. M. dijo...

ok, Murcia Útil, pero sin acritud, que ya he dicho que Gaya me cae de puta madre;

el grueso de la producción de Gaya es de mediados del siglo XX, la mayor parte de los paisajes y bodegones que el post expone son de estas fechas, creo (estoy en la pantalla de los comentarios y no me apetece salirme para comprobarlo; no obstante, debe ser así, años cincienta y sesenta, tal vez haya anterior)... en esa época Gaya era un pintor (conceptual y factualmente) similar a muchos de los pintores que pululaban por París un siglo antes... cuando digo que "no me acaba de gustar lo que pinta" me refiero a esto: ¿cómo no superó, de alguna forma, ese tipo de pintura? (por una parte, me resulta enternecedor, pero por otra, espero más de alguien que "esencialmente" admiro) (al fin y al cabo, las imágenes de un Monet de, como digo, un siglo antes, son mucho más "radicales" o interesantes)...

naturalmente, es cuestión de gusto... y si tú, Murcia Útil, te has molestado porque has pensado que yo, JM, estoy atacando injustamente a tu paisano ilustre, te equivocas y, como dices, es un problema tuyo...

de Gaya admiro sobre todo los cuadros "citacionales", en los que expresa sin tapujos su deuda y su devoción por la pintura clásica y barroca... los cuadros paisajistas, del natural, como ya he dicho, tanto factualmente como conceptualmente, me parecen insignificantes (en el contexto de la época en que fueron pintados; después de un siglo de pintura impresionista)

mi pintor favorito es Velázquez, y en eso creo que coincido con Gaya (sin embargo, creo que no es posible emularlo y es preciso contextualizarlo, para poder disfrutarlo)

un saludo

Rufus T. Firefly dijo...

Vaya, me ausento un rato y se levanta una polémica.

A mi me pasa lo mismo que a J.M. y Lansky, que Gaya persona que resulta muy atractiva, pero en cambio su pintura me parece de un gusto retro o, incluso kitsch. No hay más que ver estas 'vedute' venecianas. Lo mismo pienso de su serie más personal, las obras 'citacionales'.

Saludos

Juan Ballester dijo...

Bueno, sin acritud, como dices, pero vayamos al fondo.
El grueso de la producción de Gaya no es de mediados del siglo XX, como dices, aunque en él la pintura nunca haya dejado de ser una cuestión existencial. Cuando dices eso, seguramente desconoces la exposición que se celebró en El Almudí en el año 1995 con su última obra, como seguramente desconoces todas las obras "fundamentales" que hizo hasta el 2003, año en el que prácticamente dejó de pintar.

Si has entendido lo que dice ese que tan bien te cae, es que la pintura no tiene estilos, ni fechas, ni depende de modas o de gustos. Lo más importante de Gaya es que entiende lo pictórico como una expresión de la vida, para Gaya la pintura no es arte, ni estética, ni superficie, es vida y la vida es real o no existe. Real, no realista, independientemente de la factura. Un pastel de Venecia puede estar tan vivo como un dibujo de los que hacía a los once años en el taller de su padre o una de sus últimas obras en donde la libertad para expresar iba más allá de un presente, sin llegar, claro está, a lo futurista. Por París, por esos años que citas, me imagino que "pulurarían" pintores a cientos, como ahora pululan a millones, pero lo importante no es que pululen, lo importante es que su obra estuviese viva y sobreviviera a las gentes que tanto gustan de encasillar por épocas, gustos o estilos.

Naturalmente es cuestión de gusto, como dices, no es tan natural. Lo natural es que el gusto no sea la cuestión, porque en cuestión de gustos todavía no está todo escrito. Conozco a uno que le gustan los papeles que utiliza cuando se limpia el culo.

Yo no me molesto ya de nada, porque ya ha visto y oído uno mucho. Si entro en tu blog y escribo es, precisamente porque si hay alguien que no desprecia a Gaya, por principio, ya me parece mucho.

Rufus, nada de polémica, esto es una anécdota sin trascendencia. Y que su pintura te parezca retro tampoco me dice nada, acaso solo que a ti no te interesa la pintura, sino su actualidad.

En fin, un placer, pero abrid bien los ojos, del alma.

Anna Genovés dijo...

Aunque prefiero su escritura, reconozco que -como pintor- también era bueno. ¡Ojalá lo hubiera conocido!

Saludos, Ann@