Louis Aragon abucheado, Place de la Sorbonne 9 mayo 1968, Claude Dityvon
El territorium artis que antaño se nutría de la convergencia de todos los saberes se ha visto reducido, en efecto, a no ser más que un pellejo que encoge por todas partes. Las apuestas intelectuales y epistemológicas pero también las grandes cuestiones metafísicas de nuestra época se encuentran en la física, en la biología, y no en la práctica errática de los ateliers. No es ya en las galerías ni museos de arte contemporáneo donde se pueden medir las grandes revoluciones formales de nuestro tiempo, sino en esos laboratorios y talleres donde se desarrollan técnicas nuevas de fabricación de imágenes, allí se ha tomado el relevo de los grandes problemas que el arte de pintar aún sabía plantearse y resolver el siglo pasado, y además con una fiebre creadora que recuerda lo que fue la actividad de las botteghe.
(...) Las ideas de aprendizaje, maestría, oficio o perfección técnica que han desertado de los estudios de los pintores desde hace una barbaridad subsisten -sin embargo- en otras formas de arte que las requieren hoy como ayer.
(...) Las ideas de aprendizaje, maestría, oficio o perfección técnica que han desertado de los estudios de los pintores desde hace una barbaridad subsisten -sin embargo- en otras formas de arte que las requieren hoy como ayer.
La responsabilidad del artista, Ed. La balsa de la Medusa, 1998.
Louis Aragon abucheado, Place de la Sorbonne 9 de mayo 1968, Serge Hambourg
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