Jan Gossaert, Portrait of a merchant, 1530
El comercio es, por su esencia, satánico. El comercio es el «toma y daca», pero, sobre todo, el préstamo con el sobrentendido: Devuélveme más de lo que te doy.
El espíritu de todos los comerciantes está completamente viciado.
El comercio es natural; por consiguiente, es infame.
El menos infame de todos los comerciantes es aquel que dice: «Seamos virtuosos, y así ganaremos más dinero que los imbéciles que son viciosos...»
Para el comerciante, la misma honradez es una especulación de lucro.
El comercio es satánico, porque es una de las formas del egoísmo, y la más baja, y la más vil.
El comercio es satánico, porque es una de las formas del egoísmo, y la más baja, y la más vil.
Charles Baudelaire, Mi corazón al desnudo, (p. 63), Ed. Apolo, 1947, Trad.Agustín Esclasans.
2 comentarios:
Y aún no conocía la epeculación más pura, la financiera...
Cierto. Eran otros tiempos. Lo de hoy no tiene nombre y a veces se nos escapa incluso al entendimiento.
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