¿Cómo puede un hombre saber alguna vez de verdad algo? Vivimos en un mundo extraño, muchacho, en una civilización muy peculiar. Los policías juegan a ladrones y los ladrones juegan a policías. Los políticos son predicadores y los predicadores son políticos. Los recaudadores de impuestos recaudan para su propio bolsillo. Los malos quieren que tengamos más dinero y los buenos luchan por impedírnoslo. Porque no nos conviene, ¿comprendes? Si pudiéramos comer todo lo que quisiéramos, comeríamos demasiado. Habría inflación en la industria del papel higiénico. Así es como lo entiendo yo. Más o menos este es el calibre de los argumentos que oigo repetir.
(...) Vivimos en un mundo jodido y echado a perder, y me temo que así seguirá siendo. Te diré por qué. Porque nadie, o casi nadie, ve nada malo en ello. No pueden ver que las cosas están jodidas con lo cual nadie se preocupa por ello.