Lucas Cranach el viejo, Lamentación bajo la cruz, 1503
Uno de los desarrollos más notables asociados con la creacion de las imagenes luteranas a raíz de la iconoclasia es la sistemática atenuación y destrucción del naturalismo tardomedieval. Si las imágenes no debían ser destruidas, como decía Lutero, los reformadores más conservadores sobre este tema defendían al menos que éstas debían reconocer su condición de pertenencia a un sistema de significación que no guardara relación alguna con lo real. (...) Si la salvación se alcanzaría solo mediante la fe, entonces las imágenes debían romper su dependencia de la percepción. (...) En la obra posterior a la Reforma, el sacrificio de Cristo sufre una transformación: de la narrativa a la alegoría, de la historia al símbolo y de la figuración a la abstracción. En lugar de registrar un evento de la vida de Cristo, al espectador se le ofrece una explicación de su significado dentro de un esquema de salvación. Debido a la lucha doctrinal acerca de cómo debía alcanzarse la redención, la narrativa queda subordinada a la exposición teológica. (...) La pintura luterana evita el modelado en luces y sombras y cualquier otro efecto pictórico que pudiese sugerir que su superficie tiene más de dos dimensiones. (...) El naturalismo tardomedieval hace que la experiencia de la imagen sea vívida y memorable. En la primera pintura se le pide al espectador que se relacione fenomenológicamente con el evento, como si pudiese en realidad ser parte de su configuración espacial; en la otra, la Crucifixión se reduce a una semiótica de la imagen, a fin de transmitir el significado de una compleja alegoría.
Keith Moxey, El tiempo de lo visual (p. 193-197), Ed. Sans soleil, 2015. Trad. Ander Gondra Aguirre.
Lucas Cranach el viejo y el joven, Tríptico Crucifixión con la alegoría de la Redención, 1555
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